La rentabilidad del nuevo diseño de Jijonenca 1964 Garrucha
Jijonenca 1964 Garrucha comienza su andadura con el cántabro Carlos Rincón Rodríguez y con la jijonenca Isabel Orquín Riera en 1964. Desde Jijona reclamaron los servicios de Carlos para trabajar primero como jefe de planta en la maquinaria de producción de caramelos y, posteriormente, en la elaboración de este producto. Tras años en Turrones La Jijonenca decidió hacerse autónomo.
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Carlos Rincón aprovechó un traspaso por jubilación de otro jijonenco para quedarse con un local en un buen emplazamiento en dicha localidad almeriense. Desde entonces la pareja va formando una cadena de heladerías que llega a alcanzar en un momento dado hasta 6 establecimientos entre Garrucha, Vera y Mojácar. Años más tarde estos se irán repartiendo entre los dos hijos de la pareja que trabajan en este sector.
Una de las heladerías que hereda uno de los hijos, Carlos Rincón, corresponde al Paseo Malecón número 24 de Garrucha. Montó una segunda heladería en el Paseo Marítimo de Vera, en 1995. Con el paso de los años en el primer punto de venta se habían ido realizando pequeños cambios que habían ido modernizando aspectos concretos de la decoración, como las lámparas, las sombrillas, las mesas, etcétera. Pero daban como resultado un local variopinto, que hacía más necesaria que nunca una reforma integral que unificara el diseño del establecimiento. Además, “teníamos mobiliario y maquinaria antiguos y la iluminación consumía más que la maquinaria”, asegura.
Apasionado por el interiorismo, Carlos Rincón diseña lo que sería la nueva cara de la heladería con ayuda de diferentes proveedores. La idea general del nuevo establecimiento pasaba por una decoración limpia, neutra, que creara un ambiente aséptico donde el color y el protagonismo correspondían al helado. Así, para el revestimiento contó con planchas tipo Dekton de la firma Cosentino, un material patentado que mezcla materias primas utilizadas para fabricar vidrio, porcelánicos de última generación y superficies de cuarzo. Una clase de superficie fácil de limpiar y que de suelo a techo no tiene ninguna junta, con lo que se acumula menos suciedad.
Más espacio para despachar
Con la reforma se ha ganado espacio tras el mostrador para que las 8-9 dependientas puedan despachar más cómodamente. Una ampliación del espacio que, lógicamente, se ha hecho a costa de un ligero recorte de la zona de tienda.
Por otro lado, se sustituyeron los 10 congeladores (uno vertical y nueve horizontales), colocados entre el obrador y la tienda, y se amplió la cámara frigorífica de 14 a 20 metros cúbicos. A su vez se introdujeron vitrinas más modernas y funcionales, dotadas de iluminación led, que ofrecen una mejor visión del helado. Además se reforzó la comunicación de los precios de los productos con dos pantallas de alta definición, de 75 pulgadas, que sustituyen las pizarras de acero inoxidable rotuladas con vinilos anteriores. Ahora, comenta Rincón, “incluso desde las mesas de la terraza se puede ver la información de las pantallas”.
La reforma duró nueve meses y la inauguración tuvo lugar el 3 de junio de 2021, en plena pandemia. Entre las autoridades invitadas se encontraba la alcaldesa de Garrucha, antigua encargada de la tienda durante varios años, María López. Para el acto se iluminó el edificio que acoge la heladería y se engalanó la entrada, con una gran alfombra entre otros elementos pensados para la ocasión. Además, se pudieron degustar de manera gratuita todos los productos de la tienda.
Después de unos meses de haber realizado esta reforma el balance es muy positivo. Los beneficios totales de la tienda se han incrementado entre un 15 y un 20% en relación a 2019, un año antes de la pandemia. Una facturación que continúa situándose del lado de la terraza, con un 70% frente al 30% de la tienda. El crecimiento en los beneficios de la otra tienda, en cambio, no superan el 7%, también en comparación con 2019. Y por si fuera poco Carlos Rincón estima que la reforma ha traído consigo un descenso en el consumo energético de un 20%, a pesar de las tarifas de la electricidad en vigor.
Jijonenca Garrucha comienza su actividad comercial desde Semana Santa hasta finales de septiembre. No permanece más tiempo abierta para empalmar con la campaña del turrón.
La carta es muy amplia, con más de 50 referencias, entre las que se mantienen clásicos con recetas muy parecidas a las que hacía el padre del actual propietario, como los granizados de limón y café, horchata y el helado de tutti frutti, entre otros. En relación a los helados que más tirón tienen entre las personas de edad más avanzada destacan los tradicionales de siempre (tutti frutti, turrón de Jijona y mantecado), mientras que los jóvenes apuestan más por la novedad, como el helado de caramelo salado y el red velvet. La terraza continúa siendo uno de los puntos más fuertes de la heladería con los más de mil metros cuadrados de espacio y 60 mesas. Esta Jijonenca dispone de unas 28 modalidades de copas heladas que siempre tienen una demanda sostenida en esta zona exterior. “Otro de los productos que va en crecimiento en los últimos años son nuestros batidos, que incluyen cualquier helado de la carta con o sin nata”, recuerda.
En paralelo a la gestión de la heladería, Carlos Rincón trabaja en importantes proyectos de promoción del turrón tanto en España como a escala internacional (Europa, Cuba y Estados Unidos, principalmente). También dirige la firma Eicro, que prepara el lanzamiento de un innovador barquillero con el mismo nombre de la empresa, que hace de expositor y mantiene el producto a la temperatura y humedad idóneas para su conservación.