Nuestra cabecera más singular, la segunda en la historia de nuestra editorial, alcanza con este su número 200, lo que equivale a 37 años. Son casi cuatro décadas acompañando al sector de la heladería artesana, haciéndonos eco de su fulgurante evolución y contribuyendo modestamente a su apertura, a su crecimiento y a su profesionalización.
No pocas veces, hablando sobre nuestras revistas con personas ajenas al sector, incluso periodistas gastronómicos y chefs no heladeros, la mayor extrañeza aparece al referirnos a Arte Heladero como una publicación periódica y dedicada exclusivamente a la heladería artesana. Y entonces surge la pregunta: ¿Y tanto da el helado como para hacer una revista?
Los que nos seguís habitualmente sabéis que el helado da y mucho, que los productos evolucionan, que el conocimiento es infinito, que las técnicas se van depurando, que las tendencias van cambiando y, sobre todo, que cada vez son más los profesionales interesados en compartir sus conocimientos con los demás. Esa es la base y la razón de ser de Arte Heladero. Y es exactamente lo que vamos a seguir haciendo al menos en los próximos 200 números de la revista.
Quiero acordarme y agradecer de forma muy especial la colaboración de los primeros heladeros que nos permitieron entrar en sus obradores, que nos mostraron sus sistemas de trabajo, que nos dejaron publicar sus recetas y que no se guardaron nada en los cajones. Fueron pocos, muy pocos en aquellos momentos, pero su contribución y su generosidad fueron fundamentales para que ahora nadie, o casi nadie, se plantee guardarse nada. Como dice la cita, compartir es vivir. Y crecer.