No es nada nuevo afirmar que la COVID-19 rompió con el guión de nuestra vida diaria, así como con las expectativas y planes más inmediatos. También se suele decir que los largos períodos de reclusión en el hogar y la reducción de la interacción social han servido para reflexionar e inspirarse en el pasado y ver las cosas desde otra perspectiva. Precisamente es algo que ocurre con varios colaboradores de este número, que vuelven sobre sus pasos para realizar innovadoras aportaciones de futuro. Es un “movimiento” en dos tiempos que toma forma de diferentes maneras en Arte Heladero 206.
Existen diferentes experiencias en la revista, pero en la mayoría de ellas se estudian especialidades y formatos de antes para ponerlos al día con un aire más contemporáneo. Encontraréis artículos que dan un paso atrás, hacia los años ochenta y noventa, para recuperar el formato copa helada y volverla a poner de actualidad. Es el trabajo que presenta el Campeón de España de Heladería, Mario Masiá, a través de copas heladas que prescinden de la nata montada, y que se componen de helados y sorbetes novedosos, así como crujientes y coulis de gran atractivo.
El nuevo Campeón de España de Heladería 2022, Albert Roca, también retrocede en el tiempo para ensalzar clásicos de la heladería como la barra crocanti y la tarta helada al whisky. El objetivo es reinterpretarlas a la luz de una formulación innovadora y arriesgada que lleva a otro nivel la degustación. De esta manera el estudio de la historia y de los pioneros en la heladería le ha dado sus mejores frutos en la máxima competición nacional.
Recogemos también otros ejemplos de profesionales que viajan al pasado para proponer proyectos innovadores. Uno de los discursos más genuinos que hemos descubierto de un tiempo a esta parte en Arte Heladero es el de Irene Iborra, de Mamá Heladera. Una heladera que se inspira en la memoria de sus clientes para crear helados únicos y vitrinas memorables.
