En este número descubrimos de la mano de Yosuke Nakai el surgimiento de la heladería artesana en Japón. El refinamiento del público japonés invita a Nakai a trasladar a su helado la jugosidad de la fruta de temporada y la sofisticación del dulzor, con edulcorantes poco conocidos en Occidente. Continuamos con los helados italianos de Vincenzo Baldassarre, de Rosso Arancio, técnicamente pensados para enfrentarse cada día a los rigores del invierno lituano. Y entre ambos hay un nexo de unión que nos parece lo más reseñable, la realización de un interesante trabajo de adaptación de sus productos a las peculiaridades de cada país, desde el clima al paladar. Yosuke y Baldassarre rompen con la tradicional estandarización del helado para acercarse a las necesidades del cliente.
Y de la adaptación del helado al entorno, pasamos a la adaptación a las nuevas tendencias de futuro. Hace unos meses reivindicábamos el corte helado como un formato interesante que, poco a poco, estaba desapareciendo. Ahora nos sumamos a la moda del polo como una de las formas más lúdicas de enfrentarse al helado, deseando que no sea una fiebre pasajera. 10 profesionales de prestigio ponen de relieve las innumerables salidas creativas de un producto llamado a tener un papel importante no sólo en la heladería, también en otros escenarios como el catering y la pastelería.
