Si alguna cosa quedó clara en el último Sigep fue la apuesta definitiva por redescubrir el helado por dentro y por fuera. Por fuera porque muchos expositores mostraron en sus vitrinas la voluntad de refinar las presentaciones con formatos más pequeños y monoporciones. Fue una clara invitación a cuidar la imagen del producto y un meritorio esfuerzo por buscar la inspiración en otros mundos, desde el sushi, al catering y el finger food. El "helado de bocado" fue una tendencia transversal a proveedores tan diferentes como los fabricantes de moldes, los semielaborados y los de complementos. Es una forma de entender las raciones que hace mucho que se practica en la alta restauración y la pastelería. En el redescubrimiento del helado por dentro fue encomiable la apuesta de algunos proveedores por los productos con certificación biológica y los ingredientes alternativos, como la harina de algarroba y el jarabe de glucosa orgánica. Y lo que se ve en esta feria es lo que se acabará imponiendo en todo el mundo.
Todo esto no hace más que apuntar hacia una mayor calidad en la oferta de ingredientes y semielaborados para la heladería. Es una inversión en ingenio e investigación puesta al servicio de los heladeros, para que puedan seguir rompiendo moldes en la presentación de sus productos y tengan nuevos argumentos para reivindicar su sitio frente al helado de marca.