“El cliente nos busca porque quiere disfrutar con un pequeño lujo asequible”

Un helado fresco y de temporada, con clásicos alicantinos como el mantecado y el turrón de Jijona, y especialidades de la casa como Crema Laneu y Caramelo a la sal. Es lo que define a Laneu, que arranca en 2015 con una heladería coqueta, con obrador a la vista y una vitrina que rehúye la exposición en formato montaña. Jorge Sirvent es el propietario de dos puntos de venta, uno en Alicante y otro en El Campello. Su objetivo, “asegurarnos que al cliente le llegue lo que nosotros queremos ofrecerle y cómo queremos ofrecérselo”. En su obrador tradición y modernidad van de la mano. En este sentido, la innovación, asegura Sirvent, debe estar centrada en el cliente: qué es lo que quiere, valora y está dispuesto a comprar.

¿Cómo surge la idea de abrir Laneu?

Laneu surge en un viaje que hice a Grecia en el verano de 2012. En la pequeña isla de Milos vi una heladería que me llamó poderosamente la atención: su presentación, su terraza, su carta, su decoración,… había magia, algo que me transportaba al futuro. Y pensé, ¿Por qué no montar algo así en España? ¿Una heladería diferente, pero que no renuncie a lo auténtico, a lo nuestro? Supongo que el ser de Jijona, por su gran tradición heladera, me influyó y decidí ponerme en marcha.  A partir de ahí, para conocer algo más sobre el mundo del helado, hice algún curso de formulación y realicé prácticas un verano en una heladería artesana. Elaboré un plan de negocios a 5 años vista, dejé mi trabajo en marketing y me puse a buscar un local para abrir Laneu.

Inicialmente pensé en Barcelona, ciudad en la que tras vivir 9 años conocía bien y tiene gran afluencia turística. Pero tras buscar más de 5 meses local sin éxito, un fin de semana que vine a Alicante vi uno bien situado, que me permitía poder arrancar el proyecto. Y finalmente, es en julio de 2015 cuando abrimos Laneu en el centro de la ciudad.

¿Por qué bautizasteis la heladería como Laneu?

En la montaña que separa Jijona de Alcoy hay uno de los muchos “pous de la neu” de la provincia de Alicante. Antiguamente almacenaban nieve que posteriormente convertían en helado. Conocí su historia, me gustó y me pareció muy original. Era el origen del helado en nuestra tierra… De ahí pensé que para una heladería era un nombre redondo, corto y la gente lo recordaba con facilidad.

"Toda esa innovación debe estar centrada en el cliente: qué es lo que quiere, valora y está dispuesto a comprar"

¿Qué papel juega la tradición? ¿Hay espacio para la renovación?

Nos gusta hablar de tradición en el sentido de hacer las cosas como se hacía antiguamente: artesanalmente y a diario, sin bases, con ingredientes naturales, sin aditivos, un producto fresco y de temporada… Por otra parte, opino que cualquier heladería hoy en día debe pensar en innovar, en hacer cosas diferentes sin olvidar el origen del helado. Toda esa innovación debe estar centrada en el cliente: qué es lo que quiere, valora y está dispuesto a comprar.

Nosotros empezamos a trabajar con una base que adquirimos con Carlos Arribas, el maestro heladero de Zarautz. Y a partir de ahí adaptamos recetas y gustos que vimos que nuestro cliente valoraba. Hay recetas que hemos adaptado, otras no. Nunca puede faltar un buen mantecado o Turrón de Jijona en una heladería alicantina. En este sentido pienso que la formación nunca debe parar, debemos preguntarnos constantemente qué podemos mejorar y cuestionarnos lo que hacemos. Ahora tengo planificado realizar varios cursos que me mantengan actualizado y me permitan mejorar.

¿Qué distingue la oferta de Laneu de otras heladerías alicantinas, en una zona muy competitiva y con tanta tradición heladera?

Diría que principalmente son 3 los puntos que nos distinguen de nuestra competencia. En primer lugar, que vendemos un producto fresco que elaboramos artesanalmente, a diario, con ingredientes naturales frescos y sin ningún tipo de aditivo. Eso el cliente lo nota en el sabor y textura del helado, en su cremosidad.

En segundo lugar, la puesta en escena de nuestras heladerías. Buscamos una decoración cuidada, diferente, muy limpia en formas y con buenos materiales. Tenemos el obrador a la vista donde el cliente puede ver cómo elaboramos los helados y una fuente de chocolate con la que bañamos el helado. La presentación es en vitrinas poco convencionales, que no exponen el helado en montañas. Con esto buscamos sobre todo la conservación óptima del producto y su calidad, además de una estética diferente a la heladería tradicional.

Y en tercer lugar, intentamos en la medida de lo posible utilizar envases biodegradables y reciclables en cucharas, tarrinas, vasos, etc.

¿Cuál es el helado o helados que definen mejor la personalidad o la filosofía de Laneu y porqué?

El helado que mejor define nuestra esencia es la Crema Laneu. Además de llevar nuestro nombre, es una crema que lleva ingredientes que son y gustan mucho en esta zona como son la almendra marcona, el limón y la canela. Podríamos decir que es una crema con cierto sabor a polvorón, y aquí ese producto gusta mucho.

¿Qué es lo que más te atrae del oficio heladero?

La mayor satisfacción de este sector considero que es elaborar algo que hace a la gente feliz. Ésa es la misión o debería ser, a mi modo de ver, de cualquier heladería artesana. Nosotros no ofrecemos un producto de primera necesidad, el cliente nos busca porque quiere disfrutar con un pequeño lujo asequible. Que se vaya feliz tras comprar su helado es lo más gratificante.

¿Qué planes de futuro aguardan a Laneu?

Nuestra idea es construir una marca de helados que se caracterice por los valores de calidad, frescura de producto, naturalidad y autenticidad. Y consideramos que la mejor forma para llegar al cliente es a través de tiendas propias, que permitan vivir una experiencia completa de la marca. En esta dirección, en un futuro buscamos abrir más tiendas en diferentes formatos, tanto en ciudad como en playas.

¿Cuándo empieza y acaba la temporada heladera?

Actualmente abrimos todo el año en la tienda de Alicante y en primavera y verano en la de El Campello.