Chefs y Heladeros
Emoción y alegría en la celebración del tercer aniversario de Mamá Heladera
Irene Iborra acaba de impulsar una nueva vía de negocio para bodas.
Busco emocionar desde el sabor para crear momentos que te hagan sonreír
Irene Iborra es una rara avis, pero en su sentido más positivo por supuesto. Así, pese a que procede de un negocio familiar de varias generaciones en la horchatería Tío Che, toda una institución de Poble Nou (Barcelona), ha sabido crear su propia heladería con un relato muy diferente a la de sus padres. Su establecimiento, Mamá Heladera, se sitúa justa al lado del de sus padres, y en él Iborra trabaja con un material tan subjetivo y sensible como el de los recuerdos de sus clientes. Su método de trabajo para recabar estos recuerdos es tan original y estudiado como la temática de la heladería. Y lo más interesante es que todo esto se refleja en una vitrina en la que los helados son la pura expresión de la memoria de sus clientes y, por extensión, del barrio.
Entre sus libros de cabecera conviven obras de heladería con autores de la ciencia y la divulgación en sentido amplio, como Harold McGee; de la neurociencia y la neurogastronomía, como Gordon M. Shepherd, Merlín Gessen y Mónica Kurtis; de la gastrofísica, como Charles Spence; de la sumillería, como François Chartier; e incluso de filosofía, como Byung-Chul Han y su obra La desaparición de los rituales: Una topología del presente. Su trabajo creativo se inspira en ellos y otros estudiosos de campos muy diferentes para reforzar un discurso coherente, lleno de encanto.
Irene Iborra acaba de impulsar una nueva vía de negocio para bodas.
Desde el elegante nado de una mantarraya hasta un amor a primera vista o la reina de Prusia que dejó huella en Kaliningrado. Son algunos de los relatos que se pueden degustar en forma de cubeta, sorbete nupcial o postre helado, y que descubrimos en nuestro último número.
Probablemente no exista otro producto que encierre tanta carga de racionalidad, de un lado, y tanta emocionalidad, del otro; tantas tablas, porcentajes y parámetros en su elaboración, y tantos recuerdos de la infancia. Es la magia del helado.