Yon Gallardo apuesta por los talleres para reivindicar el trabajo del heladero
Los talleres de helado pueden ser una gran herramienta para conseguir crear un vínculo emocional entre cliente y establecimiento. Con esta premisa, Yon Gallardo Bracone organiza con cierta regularidad este tipo de actividades en su heladería Papperino con el objetivo de “ganarse al consumidor”, es algo que “debemos empezar a trabajar, sobre todo, con los más pequeños”, asegura. En esta línea, el pasado 22 de octubre se realizó un taller de helados de chocolate con chicos de la Asociación Guipuzcoana Atzegi, en favor de las personas con discapacidad intelectual.
En opinión de Gallardo, a menudo el trabajo del heladero queda escondido entre bastidores y los talleres, “son una maravillosa manera de darlo a conocer”. En Papperino se organizan talleres tanto para colegios, colonias de verano y asociaciones, que se combinan con show cookings “dentro y fuera del establecimiento”. Estas colaboraciones, argumenta, “ayudan a hacerse un hueco en el tejido comercial de la ciudad y ganar reconocimiento tanto social como profesional”. De esta manera se impulsa la cultura del helado, “creando una experiencia de compra diferente que se traduce en que la clientela quedará más satisfecha y a nuestro helado le daremos un mayor valor añadido”. Hoy en día, sostiene, no solo vale con tener un buen producto, se trata también de crear una buena experiencia de compra. Una visión del negocio interesante, que ha llevado a la práctica desde que tomó las riendas de la heladería.
Papperino es una de las heladerías italianas más renombradas del norte de España. Yon Gallardo Bracone forma parte de la tercera generación familiar dedicada a este oficio. Su padre, Juan B. Gallardo, acaba de abrir un obrador de Papperino en Chiclana, desde el que comercializa sus helados a la restauración de la zona.