La parte emocional y la sensibilidad son esenciales en la elaboración del helado y en la transmisión de nuestra pasión a la clientela.
El joven Hassan El Amrani es la alma mater de la heladería marroquí Oliveri, con cuatro heladerías en Casablanca y tres puntos de venta repartidos por las ciudades de Mohamedia, Agadir y Marrakech. Esta heladería lleva en pie 60 años.
Desde que El Amrani se pone al frente del negocio tiene la delicada misión de poner al día una heladería que es una verdadera institución en Marruecos. Establecimientos que son auténticos salones de té de época, con un mimo especial por el servicio de sala. Uno de los aspectos que más llama la atención de estos salones de té es que los helados no están a la vista, se guardan en una especie de arcones que mantienen la temperatura del producto con la ayuda de un baño de salmuera. El Amrani parte de recetas con ingredientes marroquíes y de origen siciliano, que han evolucionado con la ayuda de la heladería francesa. Los asesoramientos del MOF Glacier Gérard Taurin son buena muestra de esta voluntad de ofrecer recetas mejoradas y adaptadas a los nuevos tiempos.
Oliveri está incorporando especialidades tan pasteleras como el macaron y las tartas heladas están ganando protagonismo, un producto que ya representa un 25% de la facturación. Aunque el lugar de honor sigue siendo para la copa helada, que siempre combina helado de vainilla, fruta fresca y crema chantilly.
Oliveri es una de las heladerías más interesantes de Marruecos. De origen siciliano, sus helados han evolucionado gracias a la influencia de la heladería y la pastelería francesas. Sin embargo, sus establecimientos son un auténtico viaje a los salones de té de hace 60 años.
