Fallece Miquel Solivellas, un histórico de la heladería española
Miquel Solivellas, uno de los heladeros con más peso histórico de la heladería española, falleció el pasado 12 de julio a los 81 años de edad en Palma de Mallorca. Su funeral se celebró el pasado jueves 13 de julio en la iglesia parroquial de Sant Jaume. Fundador de la Gelateria Can Miquel, de Palma de Mallorca, y antiguo colaborador de la revista Arte Heladero, deja a su paso un legado importante en términos de conocimiento del oficio, experiencia e intuición en los procesos de elaboración. Junto a Angelo Corvitto, protagonizó una serie de artículos en los que sentó las bases de ideas centrales de la heladería más contemporánea. La excelencia del helado relacionada con la calidad de los ingredientes utilizados, la necesidad de superar la visión tradicional del cliente de tienda que concibe el helado sólo como un postre o refresco de verano y la inspiración en el entorno geográfico para crear helados que puedan diferenciarse de la competencia, son reflexiones que emanaban ya en sus artículos en el año 2000. No en vano llevaba años reivindicando un producto bajo en dulzor para que pudiese integrarse de forma natural en la restauración.
Solivellas funda su negocio familiar junto a su mujer, Apolonia Vallori, en Palma de Mallorca en 1979. Su vitrina apenas ofrecía por aquel entonces 24 helados. Sin embargo, el paso del tiempo marca una gran evolución hacia una carta muy diversa, que le granjea una gran popularidad en las Islas Baleares. Además de la variedad, destacaba por la calidad del helado y porque comenzó a introducir una extensa línea de helados de chocolate, 24 en concreto, de los que el jamaicano (especialmente amargo) se convirtió por derecho propio en una de las grandes especialidades de la casa.
El helado salado fue otra de sus máximas apuestas. El aceite de oliva fue uno de sus caballos de batalla, pero también trabajó con sorbetes de albahaca, de infusiones de rosa de Alejandría, y en verano incluso de helados salados como crema de gambas, así como queso roquefort. Así una especialidad tras otra fue ampliando la oferta hasta consagrar una vitrina como pocas, de 90 helados y sorbetes. Asimismo, Can Miquel también ofrece productos alternativos al helado, como distintos tipos de pasta y pasteles, bombones y trufas heladas.
En la actualidad Can Miquel está en manos de la segunda generación familiar, Joan Valero y Teresa, que también tienen la ayuda de sus hijos.