En lucha contra la desnutrición infantil
Si en los tiempos que corren la cocina se ha vuelta más solidaria que nunca con Ferran Adrià a la cabeza, el helado no quiere ser menos. Manu Ortega de la Heladería Valenciana, de Ciudad Real, ha protagonizado una emocionante historia para combatir una de las caras más dramáticas de la crisis, la desnutrición infantil. Cuando hace algunos meses comenzó a ser consciente de que algunos niños sólo hacen una comida al día a consecuencia de la crisis pensó en aportar su granito de arena para mejorar su situación. Así, con los excedentes de materia prima de final de temporada se han elaborado 3.792 tarrinas de helado de chocolate, nata, vainilla, stracciatella, casi 1.000 litros de helado que están siendo repartidos esta semana por la delegación de Bancosol Málaga (http://malaga.bancodealimentos.info).
De forma prioritaria el helado va a ayudar a paliar la desnutrición infantil, así como también la situación de familias en peligro de exclusión social, comedores sociales, organizaciones como Ángeles Málagueños de la Noche (http://angelesmalaganoche.org), etcétera. “Tal es el abanico al que podemos ayudar, asegura Manu Ortega, lo que me ha dejado abrumado y emocionado”. Según relata: “Nos pusimos manos a la obra con mucha ilusión. Personalmente y por la implicación de mi gente ha sido algo emocionante. Esperemos que podamos hacer sonreír a 3.792 personas y que, aunque sea por un momento, el paladar doblegue a las circunstancias”.
Sin embargo, para poder hacer realidad este sueño todo ha seguido un plan de trabajo minucioso que empezó hace meses. Había que responder a una serie de preguntas técnicas y logísticas importantes: “¿Qué tipos de envases?, ¿alergias?, ¿hacia quién va dirigido el producto? (si es gente mayor sin tropezones porque mayoritariamente presentan problemas de salud bucodental), ¿qué cantidad de proteínas?, ¿poder energético?”. Son piezas que debían encajar para que todo saliera bien. El objetivo es, al final, que el producto llegue al mayor segmento de población posible. La organización del obrador también tuvo que adaptarse al proyecto, creando un espacio en la cámara de frío para almacenar grandes cantidades de producto.