Los colorantes de alimentos no provocan necesariamente la hiperactividad
Tras las conclusiones de un estudio de la Universidad de Southampton que relacionaba algunos colorantes de alimentos y la hiperactividad de los niños, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha señalado que los hallazgos del estudio no pueden ser utilizados como base para alterar los valores del consumo diario aceptable de los aditivos estudiados.
El estudio británico, encargado por la Agencia de Normas Alimentarias (FSA) del país, señalaba que algunos niños sufrían conducta más hiperactivas tras ingerir ciertas mezclas de colorantes alimentarios artificiales. En concreto, las mezclas utilizadas incorporaban colorantes alimentarios artificiales y benzoato de sodio, un conservante de uso común.
Conclusiones que la EFSA ha estudiado, para acabar argumentando que los resultados proporcionan "pruebas limitadas de que la mezcla de aditivos examinada tenía un pequeño efecto sobre la actividad y la atención de algunos niños". Asimismo, han detectado que los efectos observados no eran consistentes en los dos grupos de edad utilizados en el estudio, que implicó a 153 niños de tres años de edad y a 144 niños de entre ocho y nueve años.
Además, los expertos de la Agencia europea han añadido que, debido a que los aditivos que se utilizaron en el estudio eran mezclas, no es posible señalar con exactitud qué aditivos eran responsables de los efectos observados. Así, la importancia clínica de los efectos observados no está clara aún, ya que no se sabe si los pequeños cambios en la atención y la actividad de los niños podrían afectar a su rendimiento escolar o a su funcionamiento intelectual.
En todo caso, la EFSA ha afirmado que está reevaluando la seguridad de todos los colorantes alimentarios autorizados en la Unión Europea, incluidos los del estudio inglés. Toda esta valoración europea ha sido bien recibida por los investigadores de Southampton, que han admitido la necesidad de realizar más estudios al respecto, ya que es un asunto que preocupa a muchos padres.
El estudio británico, encargado por la Agencia de Normas Alimentarias (FSA) del país, señalaba que algunos niños sufrían conducta más hiperactivas tras ingerir ciertas mezclas de colorantes alimentarios artificiales. En concreto, las mezclas utilizadas incorporaban colorantes alimentarios artificiales y benzoato de sodio, un conservante de uso común.
Conclusiones que la EFSA ha estudiado, para acabar argumentando que los resultados proporcionan "pruebas limitadas de que la mezcla de aditivos examinada tenía un pequeño efecto sobre la actividad y la atención de algunos niños". Asimismo, han detectado que los efectos observados no eran consistentes en los dos grupos de edad utilizados en el estudio, que implicó a 153 niños de tres años de edad y a 144 niños de entre ocho y nueve años.
Además, los expertos de la Agencia europea han añadido que, debido a que los aditivos que se utilizaron en el estudio eran mezclas, no es posible señalar con exactitud qué aditivos eran responsables de los efectos observados. Así, la importancia clínica de los efectos observados no está clara aún, ya que no se sabe si los pequeños cambios en la atención y la actividad de los niños podrían afectar a su rendimiento escolar o a su funcionamiento intelectual.
En todo caso, la EFSA ha afirmado que está reevaluando la seguridad de todos los colorantes alimentarios autorizados en la Unión Europea, incluidos los del estudio inglés. Toda esta valoración europea ha sido bien recibida por los investigadores de Southampton, que han admitido la necesidad de realizar más estudios al respecto, ya que es un asunto que preocupa a muchos padres.
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